domingo, 26 de enero de 2014

Ajedrez para un detective novato – Juan Soto Ivars

Un escritor de novelas negras, firmadas por otro, parece el mejor candidato para aprendiz de detective. Y si además dispone de una intuición que le avisa y ayuda en la resolución de los casos, se trata del personaje protagonista de esta hilarante, a la par que satírica, trama premiada con el Ateneo de Sevilla del 2013.

Pero, como queda registrado en nuestro refranero: “Cuando falta la piel del león es menester servirse de la del zorro”, es decir, no sólo de intuición se alimenta un detective. Necesita de la lógica y la deducción, y para este fin, nada mejor que aprender ajedrez. Y el maestro será el mejor de su profesión, profesional e infalible, además de seductor al más puro estilo Bertin Osborne.


Al libro que tiene entre las manos, no le falta detalle: una España criminal, el absurdo dirigiendo el futuro del país y un par de héroes esperpénticos intentando enmendarlo. ¿Le resulta familiar?

viernes, 24 de enero de 2014

Los surcos del azar – Paco Roca

La intrahistoria la componen aquellas personas que no han pasado a los libros como héroes o villanos del trayecto histórico de un país. Lo sabe Paco Roca, como lo supieron Satrapi (Persépolis) o Art Spiegelman (Maus).
En este álbum, Paco Roca elige a un miembro de la división Nueve, formada por soldados republicanos españoles que consiguieron escapar de la dictadura al terminar la guerra civil, y que contribuyeron decisivamente al hundimiento del fascismo de Hitler y Mussolini. Especialmente relevante fue su participación en la liberación de París junto con las tropas de De Gaulle.

A pesar de un ser un texto eminentemente histórico, su lectura se convierte en apasionante al estar cargada de sentimientos como el orgullo y la ternura. En palabras de Machado: “Para qué llamar caminos a los surcos del azar”, pues cada exiliado recorrió los senderos de la historia por vías distintas, pero siempre marcados por el sufrimiento.

lunes, 20 de enero de 2014

El hombre que perseguía al tiempo - Diane Setterfield

A los cuervos les gustan las historias, al fin y al cabo son descendientes de Pensamiento y Memoria, compañeros de Odín. Y muchos son los nombres que reciben los grajos cuando vuelan juntos: parroquiaparlamento o narrativa.

La historia de William Bellman -que mató un grajo a los 10 años- trata de los sueños de la infancia, la superación personal y profesional, y la batalla contra el tiempo y la muerte, que estamos destinados a perder.

¿En qué se diferencia un grajo de un hombre de luto? ¿Y una sombra de un recuerdo?

Will vivió de la manera más eficaz, logrando toda suerte de éxitos, hasta que el misterioso caballero de negro, comenzó a aparecer coincidiendo con terribles pérdidas y con vértigos, que sólo podía superar afanándose a tareas.

¿Para qué vivir una vida de trabajo y más trabajo? Una vida consagrada al olvido. No hay futuro sin recuerdos, por eso el mensaje es claro y lo mandan los cuervos con sus danzas: ¡Recuerda!