(Título alternativo: Lo que queda)
La
vida termina con la muerte. Esto es innegable. Y, sin embargo, cada
personaje acaba con su existencia en algún sentido en el momento en
el que esencialmente le da valor.
Cuando
alguien piensa que lo que le queda por vivir nunca le sorprenderá,
de alguna manera ha muerto. Con este libro, James Salter nos recuerda
que nunca es así y que, como él a sus 88 años, habiendo vivido
guerras, matrimonios y distintas orientaciones laborales, siempre se
pùede estar dispuesto a empezar.
El
protagonista también conoce la intensidad de la guerra, el bombardeo
a su barco donde comienza la narración. Y de la misma manera,
descubre las vueltas que da la vida, convirtiéndose en editor en
Nueva York. Su profesión le servirá de intensificador del sabor que
le da la sucesión de mujeres con las que compartirá cama.
Una
historia de recuerdos y de ensoñaciones, donde no queda clara la
línea que separa lo vivido de lo deseado, así como algunos
personajes de otros. Todas vidas dirigidas hacia el inevitable final
luchando por lograr que merezca la pena el camino.
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