martes, 10 de marzo de 2015

Distintas formas de mirar el agua – Julio Llamazares

El agua y la muerte, la gran analogía, la clásica relación y, sin embargo, tan refrescante en este sombrío texto que Julio Llamazares nos propone para recorrer, como si fuéramos un río, las tres generaciones que acompañan las cenizas del difunto abuelo, para que vuelvan al -ahora sumergido- lugar en que nacieron.
Cada voz, mejor, cada pensamiento, pues solo se expresa para la despedida (esposa, hija, nieta, pero también, cuñado, sobrino e hijo, entre otros) expone, no sólo sus diferencias en el mirar al agua -y entender cada cual su significado- sino las diversas maneras de enfrentarse a la historia, a las relaciones y a la comprensión del mundo. O a la necesidad de conocer y aceptar lo ocurrido como condición de posibilidad del cambio.
Por otra parte, no se debe dejar de mencionar el homenaje a Unamuno y a su San Manuel, con ese lago que reflejaba las montañas y con el personaje menospreciado (Blasillo, “el bobo”) pero único poseedor -o al menos el que más se acerca- de la verdad. Y la simbología: heredada y cargada de nuestra tradición literaria.
Queda dicho, y suena repetido, pero es merecido recordar que este escritor revive la novela como un ensayo vital, un ejercicio de apertura a las profundidades de la psique humana y un verdadero placer al deleitarnos en la potencia de las palabras y de las historias. Importa -y mucho- lo que se cuenta. Pero es que además: ¡qué bien contado!


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